España, la gran potencia de los ‘composites’
La industria de materiales compuestos, preparada para el esperado 'boom'
Todos los estudios coinciden estos días en que la industria de los materiales compuestos está llamada a protagonizar un fuerte boom en los próximos años. Se espera que el sector, que facturó globalmente en torno a los 17.000 millones de euros en 2012, crezca entre un 15% y un 20% al año, al punto de que en 2015 la demanda ya puede que supere a la oferta. Esto porque los llamados composites, entre los que destacan la fibra de carbono y la fibra de vidrio, se van a beneficiar de un uso creciente en una serie de sectores, no solo en la aeronáutica (la que más los utiliza), sino también en la eólica (la segunda), el automóvil y el transporte en general, la transmisión de electricidad o la industria naval.
Para empezar, su creciente uso en la aeronáutica, donde se espera que el consumo de composites se multiplique por cuatro hasta 2020. "Venimos de una utilización muy pequeña hace años, a una muy extendida en la actualidad" explica Iñigo Gurrea, director de Aeronáutica en Sener. En la última generación de aviones, como el Boeing 787 o los Airbus A380 o A350, los composites representan el 50% del peso del aparato. Y la demanda de aviones se va a triplicar en los próximos diez años.
Lo mismo pasará con la eólica, donde los materiales compuestos son ya masivamente utilizados en los aerogeneradores, que verán su demanda multiplicada por 5,5 entre 2010 y 2020, según el centro de investigación australiano VCamm.
La explicación para el creciente uso de los compuestos es sencilla. Son más ligeros (si bien igual de resistentes), lo que hace que los equipos fabricados con estos materiales —el caso de los aviones— consuman mucho menos energía. Según Vcamm, el uso de los composites en los nuevos aviones podría rebajar el gasto en combustible entre un 29% y un 31%. Y esto son buenas noticias para España, que disfruta de enormes ventajas a la hora de poder aprovechar esta auténtica revolución en ciernes.
La primera es que España tiene la tercera industria europea de composites para la aeronáutica después de Alemania y Francia. La española CASA fue pionera en Europa en el uso masivo de los composites en la fabricación de piezas y secciones de los aviones, y su entrada en el consorcio Airbus impulsó esa tendencia, apunta José María Pintado, director de Materiales del INTA (Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial). "Hemos desarrollado aquí unas tecnologías muy específicas", añade Gurrea, "sobre todo en los procesos de fabricación, toda una ventaja competitiva". Tal es la especialización en este campo que Airbus ha centrado en España buena parte de su actividad en la fabricación de piezas de composites para sus aparatos, muy especialmente en su planta de Illescas (Toledo), con más de 500 trabajadores.
Pero, aparte de Airbus, España cuenta con un potente tejido industrial en el sector aeronáutico, con centenares de empresas, tanto suministradoras de piezas (Aernnova, Aciturri y Alestis, por citar tres) como compañías como M Torres o Sener, especializadas en el diseño y fabricación de maquinaria para el sector.
Las empresas españolas, que se iniciaron hace 15 o 20 años como proveedoras de piezas con tecnología transferida por Airbus, han acabado desarrollando sus propios sistemas y ahora trabajan no sólo para gigantes como Boeing, Embraer o la propia Airbus, sino también para otras compañías, como pueden ser Alenia, Bombardier o Sikorsky.
Tras la decisión de Airbus (cada vez más un súper integrador) de externalizar secciones completas del avión en lugar de piezas aisladas, muchas de estas empresas han tenido que adaptar sus estructuras para hacer frente al reto de asumir mayores responsabilidades. "Empresas que antes se limitaban a producir una pieza", explica Pintado, "ahora tienen que diseñar el elemento estructural, el utillaje de producción, elaborar la documentación y fabricar y certificar el conjunto completo antes de su entrega".
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